Andrés se fue para su casa luego de dejar a Angélica y a la hermana en el apartamento. Se fue pensando en muchas cosas porque se estaba tragando más de lo planeado y eso lo tenía confundido. Primero porque desde un comienzo acordaron que esa relación era como un partido de tenis: Juegas con alguien, terminas, te despides y chao.
Las reglas del juego eran claras, pero Angélica estaba dando muestras de querer una relación más seria y Andrés moría por eso, ella era un sueño de mujer: muy atractiva, muy inteligente, muy educada… el paquete completo con moño de seda y bono para accesorios. Todo en uno.
Previously on Le pasó a un amigo: Andrés conoció a la mujer perfecta sin estarla buscando. Twitter fue el canal por el que empezaron los coqueteos, por donde ella se fue dejando convencer, hasta que él se decidió a dar el primer paso y fue a su casa a “jugar tenis”. Les gustó tanto que siguieron jugando, cada vez más seguido, y eso los tenía a ambos con cara de ponqué con helado.
Hasta que Angélica tuvo que viajar a New York y Andrés temió lo peor: cuando vuelva se olvidará de él. Pero no fue así puesto que ella regresó más cariñosa que nunca y pasaron una tarde maravillosa en su casa. Al despedirse, Angélica le dice a Andrés que la disculpe y la entienda: La hermana aún no sabe que ellos dos tienen un cuento así que hay que disimularlo.
Acá la primera parte, por si las quieres leer completas.
Andrés no podía evitar reírse entre nervioso y muerto del susto. ¡Estaba viviendo un sueño! ¡Ella era un sueño! Y le daba pavor despertarse. No era la primera vez que él pasaba por una decepción amorosa, en la que se estrellaba porque él quería más que ella.
De hecho, su última relación fallida fue por lo mismo, con tusa y todo, y él se juró no volver a vivirlo. Por eso estaba tan prevenido con Angélica, por maravilloso que pareciera todo, aunque tampoco se iba a negar la oportunidad de vivirla.
Pasaron varias semanas y ambos se siguieron viendo con cierta regularidad, muchas veces a hablar, algunas otras a jugar tenis. Es que el deporte es salud, ustedes saben. Obviamente Luisa, la hermana de Angélica, empezó a sospechar y le preguntaba a ella, se la montaba y demás, pero Angélica siempre lo negó. «Jejeje, noooo, somos amigos nada más. Él es un lindo, pero no somos novios».
La única que sabía la verdad era la tía, que era medio alcahueta y supo cada vez que él salía por las mañanas de ese apartamento. Andrés fue inteligente y se la ganó de entrada, siempre fue muy amable con la tía.
Pasado un tiempo llegó un momento de esos que cada hombre teme.
—¡Andresito! No te había contado, mis papás vienen este fin de semana a Bogotá por el cumpleaños de Lu.
Pero no te preocupes, mi papá es divino. Seguro le vas a caer bien.
—Este… ¿y a tu mamá?
—Bueno, mi mamá es un poquito más cansona pero no le prestes mucha atención.
—¿Cómo no le voy a prestar atención a tu mamá? ¡Es tu mamá!
—Tan lindo Andresito. ¿Ves? Por eso sé que le vas a caer muy bien. Ella es muy celosa con nosotras, pero tú eres un sol, no va a pasar nada malo.
Llegó el temido día y Andrés fue al matadero apartamento de Angélica, muy bien vestidito (sabía que los papás son acomodados y que ellos se fijan mucho en detalles) con la consabida botella de buen vino. No podía dar una mala primera impresión. Por supuesto Andrés fue el más caballero esa noche, se portó a la altura y usó sus mejores trucos para interactuar con gente divinamente, caray. Aunque estaba un poco nervioso, cuando salió sintió que todo salió muy bien.
—¿Y entonces? ¿Se ganó a los suegros? — le pregunté apenas me lo encontré.
—Marica, con decirle que en algún momento salimos el papá y yo a Carulla a comprar más vino, y nos fuimos hablando y riéndonos. Ese señor es un bacán.
—¿Y la mamá?
—Bueno… ella sí me tiró varias puyas por momentos, como que la hermana ya le había contado que Angélica y yo estamos saliendo. Pero pues ni idea.
Lo que vinimos a saber luego fue que la señora sentó a Angélica en el banquillo:
—Bueno, Maria Angélica, ¿y ese muchachito qué? ¿Es su novio?
—Nooooo, mami. Es un buen amigo pero nada más.
—¿Ah sí? ¿Entonces no están saliendo?
—No mami, para nada.
—¿Y entonces por qué viene tan seguido? ¿Y por qué se ha quedado acá varias veces?
—Este… no, mami. Es que…
—Mire, Maria Angélica, eso no es lo que le enseñamos su papá y yo. Esta es una familia católica. Si usted va a seguirlo viendo que sea como novios. Eso de ser pero no ser no me gusta, no señora.
—Marica, ¿en serio? ¿O sea que Angélica por fin decidió formalizar? Carajo, ¡lo felicito!
—No parce, nada. Pues… ella no estaba muy convencida de que fuéramos novios, ni idea por qué. De pronto yo no tengo el estatus que esa familia necesita, o ella está buscando otra cosa, o sigue tragada del ex. Vaya uno a saber.
—No seamos tan pendejos. ¡Yo la mando pa’l carajo!
—Nooooo, la vieja está re buena. ¿Usted cree que voy a dejar de jugar partiditos con ella? Ni tarado que fuera.
—Pero usted la quería como novia.
—¡Claro! Pero entre sexo desenfrenado a escondidas y nada…
Aunque Andrés ya no se veía tan risueño y flotando como hace unos meses, en medio de todo estaba contento. Además él ya estaba preparado para que eso no pasara de ser un “parche”. Claro, lo malo es que Angélica solía ser más linda y cariñosa de lo que suele ser un fuck-buddy, y eso a ratos lo confundía.
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Cuando llegaron las fiestas decembrinas ella viajó a Bucaramanga, su ciudad natal, como cada año. Andrés estaba preparado para mantener distancia. Antes de ese viaje ambos hablaron un poco más seriamente.
—Angie, tú sabes que te adoro y que me encanta pasar mi tiempo contigo. Además el sexo contigo es celestial, es una cosa loca. Pero para evitarnos líos quiero saber tú en qué onda estás. Lo digo porque tú eres muy linda conmigo, me tratas como a tu novio, me llamas, me consientes, me das regalitos, te preocupas por mí. Pero también me contaste lo de tu mamá y que si no es en serio no aprueba que estés conmigo. También sé que tú eres muy obediente con ella. Entonces… ¿cómo quieres que lo manejemos?
—Ay Andresito, no sé. Estoy confundida —aquí es cuando a Andrés le entraron ganas de cachetearla.
—Angie, no me lo has preguntado, y no pretendo meterme en las cosas de tu familia, pero creo que ya estás muy grandecita como para que alguien te diga qué hacer y qué no. Casi tienes 30 años. Sé que es tu mamá y que la adoras. De hecho eso me encanta de ti, que seas tan familiar y tan respetuosa con esas cosas, y no conozco mucho la dinámica entre ustedes, pero lo importante es que hagas lo que quieras. Que decidas lo que te hace feliz, sin importar lo que te digan los demás, yo incluido. Si tú me dices que quieres cortar acá, lo acepto, pero si quieres seguir conmigo —como novios o no— hazlo. Eso sí, te pido que me lo digas para que sepamos ambos a qué atenernos.
—No sé, Andresito. No sé. Por eso me quiero alejar un tiempo con el viaje. Tú me encantas, me embobas, la paso muy bien contigo, pero tampoco quiero tener problemas con mi familia. Yo me voy estas dos semanas, me alejo de ti y me voy a pensar más claramente. Contigo al lado me derrito y no lo puedo hacer bien.
Obviamente eso a Andrés no le parecía lógico, no le cabía en la cabeza que ella prefiriera alejarse pero también reconociera que con él la pasaba muy bien. Sólo podía pensar que había algo más detrás de todo eso, pero tampoco se animó a preguntarle. Sospechaba que tendría que ver con su ex novio.
Cuando Angélica viajó, él se preparó para darle su espacio, tal como ella se lo pidió. Estaba muy acostumbrado a buscarla, llamarla, hablarle, pero era muy respetuoso de sus espacios y no la quería joder. También lo frenaba su última relación, en la que no le fue muy bien. Ustedes saben, es Andrés.
Pensando en cómo pasar todo ese tiempo y no tener la tentación de llamarla y buscarla mucho, armó viaje a Panamá, donde una muy buena amiga. Saliendo del país le quedaría más difícil buscarla. Lo sorprendente fue que cuando él le contó que iba a viajar —tampoco estaban tan incomunicados— ella se empezó a portar más dulce con él, menos distante, quizás porque empezó a sentir que “lo perdía”. Así son las mujeres. Incluso se hacían videollamadas, con ella mandándole besos, pidiéndole consejos con la ropa que debería ponerse cada noche en las novenas, por supuesto modelada y todo.
Eso a Andrés lo tenía muy confundido, no lograba entender las señales. ¿Angélica quería o no quería? Él, aunque por dentro se muriera por lo contrario, por salud mental prefirió pensar que no había nada serio, era una aventurilla de verano.
Para terminar de confundirse, el día que él salía a Panamá ella lo llamó a desearle feliz viaje, y fue la más linda del mundo. Cual novia melosa y melcochuda, le dijo que lo extrañaría, que la pasara rico, que estuviera juicioso, que no se fuera a meter con nadie por allá… mejor dicho, todo lo que él quería que le dijera su novia, pero su novia de verdad.
Por supuesto el tipo se nos fue hecho un manojo… de confusión. No sabía qué pensar. Otra vez. En Panamá tomó la decisión de darle a Angélica el espacio que ella pidió: «Pues si fue tan cariñosa cuando le dije que venía, supongo que hacerme extrañar va a ser muy bueno.» De hecho, ambos llegaban el mismo día a Bogotá, pero él siguió en esa tónica de indiferencia, aunque por dentro moría por correr a verla. No quería ni ir a su casa a desempacar, solo quería buscarla, llamarla, besarla… así era la traga.
Hablaron al siguiente día cuando él la llamó. Ella estaba seria, distante. Él le preguntó cuándo se veían y ella le respondió «un día de estos». Esa es la muerte para una relación. Lo mandó a la friendzone directo y sin escalas.
Por supuesto él se inquietó y le preguntó, pero ella no dijo nada. Varios días pasaron con ella así, distante e indiferente. Parecía otra persona y lo peor es que Andrés nunca supo por qué.
Tras varios días él entró en desesperación y se decidió a buscarla a su trabajo para almorzar. Craso error. Aunque ella fue cordial, era muy distante. Y Andrés no se lo explicaba, solo tenía preguntas en su cabeza. ¿Qué pasó? ¿Por qué cambiaste tanto en tan poco tiempo? ¿Te conseguiste a alguien por allá? ¿Qué te hice? ¿Es porque no te llamé? ¿Es porque me fui de vacaciones? ¿Es porque me fui con Groupon? ¿Yo sí apagué el fogón esta mañana? No, no, ahorita estoy pensando en Angélica. ¡Focus!
Quizás era porque la mamá influyó tanto en ella que la convenció del “nada” en ese “todo o nada”. O de pronto estaba indignada porque él no la buscó a su regreso. CARAJO, ¡pero si me estabas pidiendo un tiempo! ¡ESO FUE LO QUE HICE! ¿Será que me friendzoneó por ser obediente? Eso sería la tapa. Que me pidan tiempo y luego me corten porque le di eso mismo. Esa bendita manía que tienen las mujeres de pedir algo y esperar lo contrario. Como que no se han dado cuenta de que los hombres somos básicos: Si nos dicen “dame espacio” damos espacio. Si nos dicen “estamos bien” pensamos que están bien. ¿Por qué son tan confusas? ¿Por qué dicen una cosa pero quieren otra?
Es como ir a la heladería de Crepes & Waffles, pedir helado choco-rochelle y disgustarse con la señora porque en realidad queríamos frutos rojos. O sea, ¿en serio?
Andrés se aburrió de esa lógica ilógica de Angélica, y se aburrió de preguntarle y que ella solo le respondiera con evasivas. Decidió irse por donde vino, recordar que era un partido de tenis (a 20 sets con alargue, repetición, desempate, en Full HD y todo eso) y superarlo sacando pecho con estoicismo.
¿La quería como novia? Sí.
¿Era un sueño de mujer? También.
¿Estaba que se partía de buena? Claro.
Y era eso precisamente lo que él debía guardar: salió con un hembronón, le hizo lo que quiso y le sacó el jugo (a la relación) mientras duró.
A veces Andrés elevaba la mirada medio pensativo y todos sabíamos que era por ella. A veces abre su Instagram y nos muestra las fotos de Angélica para que todos nos mordiéramos los codos de envidia. La verdad es que sí nos la causaba. No sabemos si él se volverá a levantar una mujer así, no ha pasado hasta ahora, al menos.
Ella pudo ser el amor de la vida de Andrés, quizás era demasiado perfecta para él, no sabemos. Lo que sí sabemos es que seguiría soltero… por el momento.
– F I N –
[We are the champions.mp3]
Casi que no la logro. Y como hace rato no les dejaba banda sonora de cierre, acá les dejo “Dazed and Confused”, que me pareció apropiada y dramática, apenas para este final.
Hace rato me estaban pidiendo el final de esta historia, finalmente salió. Muchas gracias a todos por la paciencia. A los que me han preguntado, claro que hay más historias de Le pasó a un amigo. Faltan noviazgos (sí, Andrés ha tenido novias) y de pronto el amor de la vida. Uno nunca sabe.
Esta semana ha estado muy movida, pero así mismo interesante. Varios proyectos en los que ando, pero sobre todo mis asesorías de Marca Personal. Ando preparando material para hacerlas aún mejor, con test de personalidad y toda la cosa, por consejo de una de mis pupiletas (gracias Nata).
Ando escribiendo una serie de correos a mis suscriptores, todos los días, de lunes a viernes. Con consejos de Marca Personal y negocios digitales. Así que si alguno se interesa por esos temas…
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