Previously on “Le pasó a un amigo”. (Acá puedes leer la primera parte completa)
Andrés fue a la portería a reclamar un recibo pero en lugar de eso, Mayra, la guarda, le dio la mano.
A Andrés, bien convencido como es, eso le pareció interesante y se decidió a invitarla a salir.
Ella, al principio no supo qué responder, pero días después le copió y le escribió por WhatsApp.
Andrés, lanzado como es, aprovechó el papayazo y empezó a cerrar ese negocio.
Nota del autor: El chat está copiado tal cual para ser fieles a la historia, por eso los errores de redacción y ortografía.
—Me gustaría verte –continuó dijo Mayra.
—¿En serio? Bueno, la verdad a mí también. Pero siempre me pareció difícil por todo. Y no pensé que fueras a decirme que sí.
—Y yo en ningún momento pensé que me invitarias a Salir
—Si me sorprendió y quede toda la noche pensando
—Y yo quería terminar la conversación y erda Esa Señora Ahí chismosa –Mayra se refería a doña Eulalia, la chismosa del conjunto.
Al rato le mandó una foto de ella en pijama, que se veía divina, por supuesto.
—Yo ya a Dormir
— Virgensantísima Mayra!! ¿Qué es todo eso, por Dios bendito? ¿Ahora cómo voy a dormir? Así, ¿tan solo?
— Jajajaja, ay Andrés, eres terrible.
—Y tú eres todo lo que uno puede querer para perderse una noche.
«Uy parce, pero se le fue de frente», le dije a Andrés. «Pues, marica, si una vieja le manda foto en pijama no es precisamente porque quiere hablar de política. Ahí hay que empezar a subir el voltaje», nos respondió. Y sí, tiene razón.
Y precisamente, ese chat cada vez estaba más candente. El celular ya empezó a quemar, aunque también es porque lo estaba cargando con una batería portátil.
Andrés, con habilidad magistral que, confieso, le envidio, le fue llevando la conversación a donde quería: A la cama. O al sofá, o a la mesa del comedor.
Pero cuando, a pesar de él empezar a insinuar cosas, ella le respondió con un «Me pareces chevere», Andrés supo que ese arrocito ya estaba bien caliente y listo para servirlo.
Como suele pasar en esas conversaciones calientes por Whatsapp, empezaron a comparar estilos, gustos y preferencias. No detallaré mucho porque este no es ese tipo de blogs, pero Mayra usó expresiones como «Yo sí me muevo», y «Me encanta que me consientan y complazcan mis caprichos jaja».
En ese momento a lo único que atinamos todos fue a servirnos otra cerveza y brindar con Andrés. Y por Andrés. Magistral jugada.
El día siguiente Mayra le envió un audio a Andrés. ¡PROBLEMAS! (Siri, pon música dramática).
Mayra amaneció con dolor de cabeza y congestión. ¡Carajo! Una típica gripa en Bogotá puede dañar sus planes del sábado, de salir y tomarse algo. Maldición ciega.
Pero Andrés no se rinde tan fácil, y le siguió conversando un poco todos los días, porque ajá, ese arrocito en bajo no se puede enfriar.
Para el viernes, ella ya estaba mejor de la gripa y eso le sirvió a Andrés para llevar la conversación a donde quería. Sí, donde ya sabemos todos.
— Pues, si quieres, acá te espero en el apartamento, que está calientito y te quito esa gripa.
— Uff mantengo metía allá jaha
— Pues yo no me quejo. Lo jodido es cómo entras sin que te vean, pero acá tienes el apartamento a la orden.
— Anda pero si vas rápido oye
— ¿Rápido? No, Mayra. Lo que voy es lento, si no ya estarías acá en mi casa sudando esa gripa. Además ayer me dijiste que te gustaba rápido.
— Jajajaj Uy no ponga Esas palabras en Mi boca
— No, pero mejor no hablemos de tu boca, Mayra, que ahí sí mi imaginación vuela y pierdo el año.
— No te conocía esos alcances jaja
— Si te dejas, mañana me los conoces.
Ese chat de viernes fue una jugadota tras otra. Ni James se ha hecho tantas buenas jugadas en un solo partido.
Por supuesto Andrés se fue a dormir con una sonrisa de oreja a oreja. No cabía de la dicha, y no veía la hora de jugar ese partido amistoso, que pintaba para muchos goles, con repetición y hasta el VAR si querían.
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Pues se llegó el gran día. Partido programado, casi todo estaba dicho y acordado. Faltaban algunos detalles, como decidir en qué cancha.
Era una mañana soleada, de esas que uno no puede sino sonreír. Igual para Andrés aunque no hiciera sol nada le iba a dañar el día.
Hasta que le llegó un mensaje de Mayra, a las 9:28 de la mañana:
— Hoy hay Ley seca 🙁
Y sé supone que vamos a Salir hoy !
…
¡¡¡NO PUEDE SERRRRRRRRRR!!!
Andrés lo planeó todo. Ya sabía dónde la iba a recoger, a qué hora, y a qué bar la iba a llevar. Ya tenía toda la logística organizada. Todo lo planeo. ¡TODO!
Excepto el pequeño detalle de que ese fin de semana había elecciones. Y elecciones = Ley seca.
¡Maldición ciega!
¿Será que toca cancelar el partido o podrán posponerlo? ¿Será que mejor cambian de deporte? ¿Se enfriará ese arrocito? ¿Será que toda la preparación de la vida se frustra por ese “pequeño” detalle que se le escapó a Andrés? ¿Será que Omar por fin termina esta historia y publica más seguido?
No se pierdan la continuación de… “Le pasó a un amigo: La Guarda”.
Próximamente, en un teatro cerca a usted.
Continuará…
Los que me conocen saben que las historias largas las escribo por pedazos entonces ya no me odian.
O me vuelven a odiar, vaya uno a saber.
Pero es que antes de Netflix las historias eran así, de ver cada ocho días. Eso de las maratones solo era para correr. Así que… paciencia, paciencia.
Igual, recibo donaciones, invitaciones a tomar café y toda sarta de planes divertidos. No digo que eso me puede motivar a escribir más seguido, pero uno nunca sabe.
Muchas gracias a quienes me leen con paciencia, y sin paciencia también.
En otras noticias, les cuento que di en Pereira una charla de Marca Personal para directivos de empresas, y estuvo brutal. Es mi nueva conferencia, con novedades, drama y muchos consejos prácticos. Sobra decir que si alguno quiere recibir ese tipo de charlas y capacitaciones en su empresa, solo tiene que escribirme y conversamos.
También ando preparando un curso de emprendimiento digital, que voy a dar virtualmente con la Universidad Libre. Aún ando puliendo detalles, pero les contaré más adelante para el que lo quiera tomar.
Y por supuesto, mis asesorías de Marca Personal, o mis servicios de copywriting (escritura comercial).
Nos leemos pronto.